LA EDUCACIÓN MÉDICA EN FUNCIÓN DEL PARADIGMA SOCIOMÉDICO CUBANO.

Maritza Franco Pérez, Lelys Navarro Aguirre

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Resumen

El tiempo transcurrido ha sido testigo de la transformación de la situación sanitaria y de la política de salud de numerosos países que tienen diferentes niveles de desarrollo socioeconómico, y de una creciente insatisfacción de las personas que reciben los servicios médicos fragmentados, biologicistas, superespecializados y dependientes de la tecnología.  Estos factores contribuyeron al proceso de toma de conciencia, acerca de la necesidad de rescatar  los principales valores de la práctica del “médico de cabecera” y de la medicina  familiar,  como paradigma capaz de conjugar la garantía de los servicios de salud eficientes y humanos.

Antiguamente la práctica médica estaba esencialmente fundamentada en lo que se denominaba el  “médico de cabecera” (sacerdocio de la medicina).

La calidad de la relación médico-paciente y su componente ético ocupaba un lugar preponderante dentro de los valores asociados al desempeño profesional.  La medicina general era el fin de la gran mayoría de los egresados de las escuelas de medicina, y su práctica profesional estaba dotada de un profundo humanismo.

Sin embargo, después de la presentación del informe de Flexner en 1910, en los EE.UU. la enseñanza de la medicina se orientó hacia un proceso de especialización, por lo cual la medicina general perdió espacio, hasta casi llegar a desaparecer de los programas1.


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