Resumen
Me he dedicado al trabajo en la comunidad y a la atención directa al paciente en su propio hogar; esto ha permitido que me percate de una situación que existe y que tal vez al personal médico que se ocupa de la atención secundaria no le sea posible constatar, como lo hacemos los médicos de la atención primaria. Sucede que normalmente una persona enferma es atendida y dada de alta para su casa una vez diagnosticada su afección y culminado satisfactoriamente su tratamiento, pero en el caso de las afecciones crónicas -en ocasiones discapacitantes, como ocurre sobre todo en mayores de 60 años- al llegar al hogar recae sobre alguien de la familia, casi siempre una sola persona, el cuidado del enfermo. Es a ese cuidador principal (CP) al que haré referencia, aquella persona que se ocupa de las necesidades básicas del enfermo y lo supervisa en su domicilio, en su vida diaria; no es necesario que sea miembro de su familia, ni que viva con él1,2.