CORAZÓN NORMAL Y ARRITMIAS: EL AXIOMA DE LA CARDIOLOGÍA MODERNA

Resumen

Lejos estaba Einthoven de imaginar en el año 1902, cuando logró realizar el primer electrocardiograma (ECG), que en pleno siglo XXI, rodeados de un desarrollo científico-técnico jamás soñado, el ECG se mantendría como una herramienta clínica de inigualable valor, al ser capaz desde la cabecera del enfermo de transmitir mensajes moleculares y genéticos que facilitan el diagnóstico de enfermedades cardíacas sin defectos estructurales, rompiendo así el mito de la “supernormalidad”, creado en la década de los 80, cuando aparecieron medios diagnósticos anatómicos inestimablemente útiles, como el ecocardiograma y la coronariografía, que complementaron entonces la radiografía de tórax y que argumentaban la imposibilidad de morir con un corazón normal^1,2.