La alta valoración social de las funciones sexuales se debe al significado del rol masculino, a su categoría reproductiva y a su carácter placentero1, por eso las fallas en la satisfacción de las necesidades sexuales generan molestias e insatisfacciones que repercuten en la vida afectiva, la autoimagen y las relaciones interpersonales, así como en la calidad de vida en general de quienes la presentan y en sus parejas2,3.