EL COLGAJO TRIANGULAR CON PEDÍCULO SUBCUTÁNEO EN EL TRATAMIENTO DE LESIONES FACIALES MALIGNAS

Dr. Leandro Castañón Roche, Dr. Reynaldo E. Delys Fernández, Dr. Rubén Rodríguez Jiménez

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Resumen

El informe más antiguo de reconstrucción de defectos quirúrgicos faciales se pierde en el tiempo. La civilización egipcia plasmó sus conocimientos médicos en el Papiro de Edwin Smith (2 200 a. de C.) donde se describen intervenciones quirúrgicas para el tratamiento de lesiones traumáticas y fracturas faciales; en Mesopotamia, los babilonios eran particularmente hábiles en Cirugía. De la civilización hindú, el Rid-Veda (1 500 a. de C.), el Atharva-Veda y el Susruta describen reconstrucciones nasales a expensas de colgajos de vecindad tomados de la mejilla y la frente. Celsus (25 a. de C. - 45 d. de C.), recogió los conocimientos transmitidos por hindúes, árabes y egipcios a la civilización griega y luego a la latina, y publicó su libro De Re Medica en el que describe diversas técnicas quirúrgicas. En Europa, durante el Renacimiento, proliferan la sífilis y la lepra ; las deformidades faciales causadas por estas enfermedades hicieron necesaria la aparición de procedimientos quirúrgicos para corregirlas; el profesor Gasparo Tagliacozzi publica, en 1597, el método italiano de colgajos para la reconstrucción de deformidades faciales, en la que utiliza tejidos del brazo del paciente1. Esser, en 1917, describió el uso de colgajos cutáneos, basado en pedículos subcutáneos adyacentes a los defectos quirúrgicos; desde entonces, se han señalado múltiples diseños; ejemplo de ello lo constituye el colgajo triangular con pedículo subcutáneo, y fueron Barron y Emmett en 1965, quienes describieron por primera vez el uso de esta técnica en cabeza y cuello2.


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