Resumen
Actualmente, la universidad -como dinamizadora de las potencialidades del ser humano- es considerada como una inversión necesaria para la transformación y el desarrollo de la sociedad1. Sin embargo, es imprescindible un cambio, una reforma educativa diferenciada y contextualizada, fundamentada en los principios de excelencia, calidad y pertinencia, que promueva la articulación de los componentes, (contenidos, métodos/actividades, capacidades, destrezas y actitudes/valores), basada en la realidad política, económica y social de los países.